Collection: Ignacio Núñez Soler

Nació en Asunción el 31 de julio de 1891. Su padre fue el abogado y periodista Adolfo R. Soler, un eminente político del sector cívico dentro del liberalismo y uno de los grandes referentes de la revolución liberal de 1904.

Su madre fue la pilarense Ascensión Núñez a quien Ignacio tuvo un gran cariño y un mayor acercamiento, en cuyo homenaje decide cambiarse el orden de sus apellidos; anteponiendo el materno al paterno con el cual iría así a firmas todas sus obras.

Expresando con esto su ya vívida síntesis de inconformismo y rebeldía, rasgos éstos de su carácter que conservaría inveterados hasta su fallecimiento el 13 de octubre de 1983. 

Se inició en la pintura de la mano de su hermano Tomás Soler, novel pintor y decorador , quien a su vez había aprendido con el francés Julio Mornet y el italiano Guido Boggiani, no obstante Ignacio comenzó pintando casas con brocha gorda utilizados para el blanqueos a cal.

Hasta que le llegó el tiempo de volar con su arte trazando los decorados que utilizaba en sus montajes teatrales el gran Julio Correa, el creador y afianzador del teatro en guaraní.

Sus obras reflejan un alto grado de compromiso social, pues representa en sus lienzos a la gente de su ciudad natal, en escenas de la vida cotidiana, en plazas y mercados etc. Se casó con Herminia Rosa Blanc y dejó descendencia.

La primera exposición la hizo en 1931 en la Casa Argentina, según el mismo confesaba, "en su vida llegó a vender unos 800 cuadros". Se consideraba impresionista, "porque me gusta hacer lo que yo siento, lo que yo percibo".

Su arte naive adquirió características muy singulares, pues un “Núñez Soler” se distinguía a la distancia por sus rasgos personales, sobre todo cuando se trataba de una pintura sobre la ciudad de Asunción, urbe que conocía profundamente en todos sus recovecos y sobre todo en su variopinta geografía humana, imágenes de una ciudad que ya no existen se pueden encontrar en los cuadros de Núñez Soler, es por eso que también era conocido como “El pintor de Asunción”

Justamente a todo esto el conocido Ticio Escobar, referente obligado en la crítica y el estudio a profundidad de las artes visuales en el Paraguay escribe:

“La pintura de don Ignacio se constituye en un documento narrativo y minucioso de ese viejo carácter de la ciudad de Asunción de la primera mitad del siglo, irremisiblemente condenado por el desorden de una modernización súbita y refleja. Pero su testimonio está enredado con anécdotas personales y una fresca pero firme preocupación social y enfocado desde una óptica popular y suburbana, profundamente original, que le lleva a soluciones formales certeras y a una notable soltura expresiva. Estos complejos elementos hacen de la obra de Núñez Soler un caso único dentro del panorama de nuestra plástica; sus innumerables cuadros no deben ser considerados sólo por sus indiscutibles valores estéticos, sino como un fresco de gran parte de la historia de Paraguay que no ha sido recordada estéticamente, que nunca fue relatada ni pintada...”

A lo largo de su profesión ha estado presente en innumerables exposiciones, individuales y colectivas, e inclusive más allá de los límites del Paraguay: por ejemplo participó varias veces en las Bienales de San Pablo, Brasil, actualmente sus obras están expuestas en importantes museos de Argentina, Brasil, Uruguay, España, Estados Unidos y Alemania Lo que hace que sus pinturas adquieran un altísimo valor adquisitivo.