Collection: Laura Giucich
Para contar la historia de Laura Giucich, autora de la serie de esculturas en vidrio Y es agua, debemos entender que la curiosidad es, en su visión, tan matemática como artística. Hija de paraguayos, nacida en Argentina, la escultora se encontraría con reveses del destino que la llevaron de un pensamiento “muy lógico” hacia la expresión abstracta.
Por muchos años, en su interior resistió una puja entre esa afición numérica y la curiosidad artística, acompañada de las ganas de crear objetos desde cero. De hecho, exploró el rubro matemático en diferentes disciplinas tanto en Asunción, Paraguay, como en Buenos Aires, Argentina, los dos países que la acogieron toda la vida.
Su meta inicial era entender proporciones, aprender dibujo técnico y explorar el arte desde este cimiento. Por ello, a la entonces estudiante le interesaron especialmente los talleres prácticos del lugar, sin saber aún que le ayudarían a construir nuevos esquemas.
Con el tiempo, la artista comenzó a surtirse de elementos para especializarse en las artes del fuego, rama que tiene que ver con cerámica, vidrio y metal. En 2002, al culminar el segundo año del profesorado, volvió a Paraguay y se instaló en Patiño, Itauguá.
Para ir de esta residencia a Asunción, Laura pasaba obligatoriamente por Areguá, frente al taller del reconocido maestro Justo Pepe Guggiari y quedaba encantada al verlo trabajar. “Por fin, un viernes, bajé para hablar con él, le pregunté si daba talleres y, al día siguiente, comencé a hacer modelado bajo su enseñanza”, recuerda.
Poco después, Laura pasó por el taller de Gustavo Beckelmann para explorar el mundo de la fundición de metales y, en este punto, hizo clic: “Me di cuenta de que la escultura era lo mío”. Y es que allí, en el fuego, encontró una ciencia que encendía su curiosidad, sus ganas de crear: “Es la tercera dimensión la que me llevó a la escultura”.
Laura vio brotar agua del fuego; de repente, con la técnica correcta, su horno dio a luz nacientes cristalinas. “Más tarde me enamoré del vidrio, que en verdad es otro viaje”, cuenta. En la pandemia, pasó de la cerámica al nuevo mundo de exploración que le ofrecía esta materia prima.
Tenía el vidrio en la mira desde hacía mucho tiempo. Incluso, en cada nuevo viaje a Buenos Aires iba a las tiendas de cerámica, donde también vendían elementos para este material, que ella adquiría con la certeza de que los usaría alguna vez. Por lo tanto, cuando emprendió el camino ya estaba preparada. Con las restricciones sanitarias del 2020, comenzó a tomar talleres internacionales virtuales con reconocidos maestros argentinos y brasileños, que le abrieron las puertas a esta área tan añorada.
De esta manera, la artista se introdujo a su serie más reciente, de las más exitosas en su carrera: Y es agua, exposición individual con esculturas de ykuas. La técnica que utiliza Laura se denomina fusing glass o vitrofusión, pero su sello personal es la caída libre para las nacientes. “El fusionado de vidrio es una técnica que se trabaja diferente. A mí se me ocurrió lo del choque térmico, lo consulté con mis profesores y comencé a experimentar. Además, le cambié el sentido a la técnica para generar este tipo de gotas”, ahonda.
Sus esculturas están vivas y se desenvuelven en el taller de su casa en Patiño, a medida que la curiosidad la impulsa a experimentar. Su desarrollo lo hace a pulso en una rama donde encontró la amalgama ideal. «Matemática y arte están totalmente ligadas porque cada cosa tiene una proporción. Todo es números, pero no nos damos cuenta porque está implícito», reflexiona. Para dar forma a sus ykuas, su proceso de tres horneadas inicia por la moldería de un metal que funciona como aislante térmico. Coloca el vidrio sobre ese molde en formato invertido, como un colador, y las gotas del material se derraman por las ranuras. Esta técnica le permitió concebir nacientes de agua viva desde cero.
“Trabajo con vidrio de ventana y lo fusiono con color, ya que acá no se venden los materiales artísticos que vienen pigmentados; entonces, los armo. Los pinto como quiero, de acuerdo con el resultado que desee y el diseño que le quiera dar”, puntualiza. El siguiente paso es usar el mismo molde en caída libre, que genera una especie de nenúfar o loto, planta acuática a la que emulan los bordes de algunos de sus trabajos.
En la tercera fase de la cocción, vuelve a meter el vidrio coloreado con más material y, en la temperatura específica en la que el vidrio se derrite, comienza la magia al rojo vivo. “Tengo unos lentes y guantes especiales; cuando veo que la gota está quedando en el lugar que quiero, abro el horno y le doy un choque térmico. Así, bajo 200 grados de golpe para que se quede quieto el vidrio”, puntualiza.
Obras como esta tienen un desarrollo de hasta 24 horas y son fruto de su constante deseo de aprendizaje. “No puedo vivir fuera de mi taller, es una necesidad. Me inspira crear, estudiar e investigar. Cuando ya descubrí algo, busco otras ramas”, expresa Laura.
Considera el vidrio un ámbito que aún requiere exploración de su parte. Por ejemplo, hace un tiempo le revolotea en la mente la idea de experimentar con botellas, una materia prima interesante y estancada, a la que desea darle un nuevo curso en el futuro.
El efecto se logra en la atención a los detalles estéticos. Para la elección del color, Laura debe fijarse en los diferentes esmaltes para vidrio disponibles: “Genero burbujas con las gotas y trabajo distintas capas de vidrio con variados colores. Eso se va arrastrando y ahí es donde se originan los micromundos, donde cada elemento es un viaje”.
Laura asegura que, a veces, es imposible saber cómo quedará una obra; aunque puede visualizar en su mente los colores y las formas, el horno y sus materiales se rigen por sus reglas naturales, acompañados del importante toque de sapiencia y la mirada examinadora de la artista. El proceso está vivo, corre como la sangre de sus venas o el agua de los acuíferos; se impregna de una ciencia mágica en la que encontró el equilibrio perfecto entre los números y la expresión. De esta forma, para ella, “el vidrio es alquimia pura porque se trata de transformar elementos, procesarlos y modificarlos”.
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Laura Giucich - Jasereko 30
Regular price $200.00 USDRegular priceUnit price / per -
Laura Giucich - Jasereko 4
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Laura Giucich - Jasereko 6
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Laura Giucich - YKUA 10
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Laura Giucich - YKUA 12
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Laura Giucich - YKUA 13
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Laura Giucich - Ykua 5
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Laura Giucich - Ykua A
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Laura Giucich - Ykua B
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Laura Giucich - Ykua D
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Laura Giucich - Ykua D
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Laura Giucich - Ykua D
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